lunes, 5 de octubre de 2009

10 ideas clave. El aprendizaje creativo

Nos ayudará a comprender cuál es el desarrollo y la práctica de la creatividad. La posibilidad de encontrar soluciones nuevas a problemas nuevos es una de las características específicas del proceso creativo. Para ello, se propone huir de falsas concepciones y basarse en investigaciones y teorías científicas que definan con nitidez las características más sobresalientes de la creatividad. Se trata de saber formular preguntas para obtener ideas, aumentar capacidades y desarrollar actitudes y aptitudes, desafiando en muchos momentos los convencionalismos tan presentes en el entorno educativo.

Presentación: 10 preguntas sobre el aprendizaje creativo y 10 ideas clave para resolverlas:
* Los estudios sobre creatividad se enmarcan en una nueva visión acerca del conocimiento humano
* La creatividad es uno de los principios fundamentales de la educación contemporánea
* El aprendizaje creativo es de carácter transversal
* El juego es una forma de aprendizaje creativo
* El uso de las TIC facilita el aprendizaje creativo
* El aprendizaje creativo tiene su espacio en el actual marco europeo de educación
* El aprendizaje creativo se desarrolla a lo largo de la vida
* La creatividad contribuye al desarrollo de sistemas diversificados en educación superior
* El aprendizaje creativo no es una cuestión de género
* La didáctica puede estimular el aprendizaje creativo

Mal de escuela – Daniel Pennac

Daniel Pennac vuelve a darnos una lección magistral, repleta de lucidez y sentido del humor, en este “Mal de escuela”, un libro que versa sobre ese eterno tema de debate que es el fracaso escolar. El acierto de Pennac es enfocar la visión de esta obra directamente sobre el mal estudiante, de modo que singulariza cada individuo de esa estadística negra que mancha todo sistema de educación.

Daniel Pennac fue un mal estudiante, lo que él mismo llama “un zoquete”, y esa circunstancia le permite abordar el espinoso asunto desde una perspectiva pegada a la realidad, lejos de retóricas de despacho. Su experiencia como profesor durante veinticinco años, en muchos casos impartiendo clases a alumnos especiales, le concede también el punto de vista de quien está al otro lado, tratando de trabajar día a día con alumnos desmotivados, que se empeñan en levantar con esfuerzo una barrera entre ellos y el conocimiento.

Pennac nos dibuja así el retrato de un alumno que no pretende ser rebelde, que no es necesariamente poco trabajador, pero que no rinde en clase, simplemente porque no comprende. En algún momento se ha descarriado, separándose del resto de la clase. Incapaz de asimilar alguna noción y perdido el pie, la distancia entre el grupo y él se va haciendo cada vez mayor. Convencido de su incompetencia, el alumno se rinde.Ante esta situación, profesor tras profesor se aferra al conocido recurso de “Le falta base”, para abandonar a su suerte a un náufrago que se hunde y que, entonces sí, puede adoptar esa actitud de rebeldía o de ser incomprendido que tanto gusta entre los adolescentes. Pero su fracaso es el del profesor que no acierta a derribar la barrera que le separa de la materia que debe dominar, y que prefiere encogerse de hombros antes que dar marcha atrás hasta el momento en que el alumno descarriló.

Por su parte, los padres del mal alumno raras veces saben afrontar el problema y plantearse seriamente la búsqueda de una solución. La falta de tiempo o la desilusión les llevan a mirar para otro lado, fingiendo que todo está bien, o a estigmatizar al estudiante, augurándole el más negro de los destinos como consecuencia de su ignorancia e ineptitud.

Como consecuencia de las actitudes de quienes deberían ayudarle, el joven abandona por completo cualquier esfuerzo. Convencido de que estudiar no va con él, deja que crezca sin cesar la muralla que lo separa de sus compañeros, profesores y padres. Los esfuerzos que debería emplear en formarse, se le van en encontrar excusas que le justifiquen ante unos y otros, una agotadora tarea que, sin embargo, no le reportará más que insatisfacción. Aunque Pennac apunta que el mal alumno existe desde el principio de la educación pública, a la que parece inherente, no deja de señalar la parte de culpa que en los últimos tiempos puede tener en el fracaso escolar la pérdida de valores de nuestra sociedad, que ha convertido a nuestros niños y adolescentes en consumidores de pro, incitándoles a adquirir productos (con un dinero que aún no ganan) y sin darles tiempo a que se hagan con los conocimientos y la madurez necesarios para desarrollar un criterio propio.

Pero, afortunadamente, hay profesores y familias que se implican, esforzándose en derribar la barrera que los malos estudiantes levantan en derredor. Les convencen de que no son unos fracasados, de que estudiar y aprender sí va con ellos y les demuestran que el futuro les tiene un lugar reservado. A base de hacerles comprender que al conocimiento se llega por los pasos contados, que cada clase o cada hora de estudio es importante en sí misma, sin tener que medir continuamente el conjunto, logran, por ejemplo, que un mal alumno se convierta en un profesor y novelista de la talla de Pennac.