lunes, 9 de marzo de 2009

El creciente déficit de candidatos a director lastra a la escuela pública

Un 58% de las 431 plazas del curso 2008-2009 han sido cubiertas a dedo por falta de voluntarios.
Toda Europa se ha inclinado por profesionalizar la gestión de los centros excepto España y Portugal.


Nadie quiere dirigir un centro público escolar. La sequía de vocaciones toma, año tras año, mayores proporciones. Si en el curso 2006-2007 no hubo candidatos en un 43% de las escuelas e institutos catalanes que tuvieron que renovar su dirección, un año después el porcentaje se situó en el 52%. Pero el desinterés por ocupar ese puesto ha ido en aumento y en el curso 2008-2009 un 58% de las 431 plazas vacantes han quedado desiertas, según los últimos datos de la Conselleria d'Educació. Los servicios de inspección se han visto obligados a designar a dedo un director en 251 centros.El panorama reviste una especial gravedad si se atiende a la creciente importancia que diferentes estudios internacionales atribuyen al papel de los directores en la buena marcha de los centros. Los expertos coinciden en que su contribución resulta decisiva para crear un clima y unas condiciones que estimulen la tarea del profesorado y el rendimiento de los alumnos.La deserción de los aspirantes es más acusada en las escuelas de infantil y primaria que en los institutos. Solo en 120 de los 316 colegios en los que había que renovar la dirección al inicio del presente curso surgió algún candidato. El secretario de Polítiques Educatives de la conselleria, Francesc Colomé, atribuye el desinterés superior en este nivel a que existe "una mayor cultura asamblearia y la figura del director se ve como más innecesaria".

PLUS DE TRABAJO
Las razones que explican el escaso entusiasmo que despierta ese cargo entre maestros y profesores son múltiples. Colomé cita "el escaso estímulo económico" asociado al desempeño de una función que conlleva un plus de trabajo organizativo. Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que es autora la investigadora Beatriz Pont, sostiene que en España la diferencia porcentual entre los salarios máximos de un director y un enseñante se sitúa en un 18%. El trabajo indica que en Finlandia se remonta por encima del 40% y que en el Reino Unido se acerca al 180%.El secretario de Polítiques Educatives se refiere al carácter temporal de la dirección como otro de los ingredientes que desincentivan la presentación de candidaturas. Tomar decisiones, cuando uno ha sido aupado al puesto con el beneplácito del claustro de profesores y "sabe que volverá a la base", explica, no resulta fácil. Aunque las decisiones sean pocas, porque la cota de autonomía de que dispone es tan diminuta, reconoce, que constriñe enormemente su poder.

TRATO CON LAS FAMILIAS
Colomé concluye que ese tipo de condicionantes engordan la concepción burocrática que se tiene del cargo y reducen los niveles de compromiso con los padres y la Administración. La complejidad que entraña el trato con las familias "en una situación de cambio social" tampoco favorece la aparición de candidaturas. El presidente de la asociación de directivos de la educación pública de Catalunya Axia, Carles Mata, es un firme partidario de la profesionalización de la dirección para acabar con el actual "desastre". Subraya que toda Europa ha optado por confiar la gestión de los centros a docentes que reciben una formación para ejercer como directores, a los que se les confiere poder y se les reclama que rindan cuentas. Mientras, en España y Portugal sobrevive un sistema de gestión "asambleario". Ese modelo "sirve a los intereses de la mayoría del claustro" pero no resulta de utilidad para "combatir las resistencias a los cambios organizativos". Tampoco innova "nunca", asegura, en el sentido de que no propone soluciones para hacer frente a los problemas. Mata, que ejerce como director del instituto Salvador Espriu de Barcelona, se muestra muy crítico con el sistema de designación de directores que rige en Catalunya desde el 2005 y que, asegura, no garantiza la objetividad. A su juicio, los inspectores que presiden las comisiones de selección no han recibido instrucciones para actuar cuando los miembros del tribunal "puntúan con un 0 el proyecto de dirección de un candidato y no argumentan los motivos". El presidente de Axia da a entender que eso ha llegado a ocurrir cuando a un claustro, por ejemplo, "que normalmente se mueve por intereses", le incomodan las propuestas del candidato. Si se trata del único aspirante, lo que sucede en la inmensa mayoría de los casos, la Administración tendrá que proceder a continuación a nombrar un director a dedo. De las 1.993 vacantes que se han cubierto desde el curso 2006-2007 para gestionar la dirección de un centro público escolar en Catalunya, únicamente en 55 casos (3%) se presentó más de un candidato. El sistema, según Mata, no propicia que concurran diferentes candidaturas con programas alternativos y que las comisiones de selección, en las que además del profesorado, participan los padres e incluso el alumnado de enseñanza secundaria, actúe con imparcialidad. "Cuando hay dos candidatos es porque están peleados y se elige el que presenta las propuestas que resultan menos perjudiciales para la mayoría", asegura.

EVALUACIÓN
El director del IES Salvador Espriu se muestra igualmente crítico con la evaluación a la que se somete a los directores, al final del primer y del segundo mandato de cuatro años, cuando quieren mantenerse en el cargo. Sostiene, otra vez, que los inspectores "no tienen instrucciones" lo que deriva en una evaluación "poco seria" del desempeño de la función directiva. No es hasta el final del tercer mandato cuando han de presentarse a un concurso de méritos para seguir en el puesto.